" Pero si tú me dices BEN, lo dejo todo, que no se te haga tarde y te encuentres en la calle, perdida, sin rumbo, y en el lodo, si tú me dices BEN, lo dejo todo"
Es improbable que este joven Bernanke supusiera en el momento que refleja esta fotografÃa que algún dÃa todas las Bolsas estarÃan pendientes del más mÃnimo matiz de sus palabras.
En mi opinión la economÃa occidental es hoy igual o más frágil de lo que era en 2.008, cinco años perdidos en taponar a base de billetes de nueva impresión las grietas de un viejo edificio que se resquebraja por los cuatro costados.
Es más, las bazas que habÃa para combatir la crisis están jugadas, si una situación similar volviera a producirse esta vez el botiquÃn de emergencia estarÃa vacÃo y habrÃa que recurrir a medidas más drásticas y dolorosas.
Bernanke se haya en una difÃcil situación, sabe que no deberÃa ir más allá en su polÃtica de intervención directa en los mercados, pero también sabe que si no lo hace éstos no se sostendrán por sà mismos. Mañana tendrá que hacer malabarismos para explicar cuales son sus intenciones futuras sin preocupar a los agentes económicos. Una economÃa débil y unos mercados en máximos históricos no son la mejor combinación para anunciar una retirada de los estÃmulos, pero cinco años de expasión monetaria son muchos años y sus consecuencias pueden ser en el futuro peores que la propia crisis. Nadie sabe como acabará este novedoso experimento pero no tiene buen aspecto. Probablemente él mismo y los que están detrás, ya han ideado alguna fórmula para intentar afectar lo mÃnimo posible a los mercados, no hay que menospreciar su capacidad de actuación, aún podrÃan mantener al paciente en situación estable durante mucho tiempo, pero no puede negarse que sólo ha servido para beneficiar a algunas grandes corporaciones y ganar tiempo. Detrás de tanto papel está la realidad, tozuda y paciente, esperando su momento.
Mañana será un episodio más de esta larga historia, un paso más en dirección a un futuro tan incierto como desconocido.
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